Al respecto el jefe de la UTI, Rafael Ávila destacó que la reducción de los fallecimientos “se consiguió por un plan de trabajo que comenzó en el 2006 cuando se incorporaron residentes, médicos y así se conformó un staff de trabajo”. Además, mencionó que “la aplicación de la tecnología a través del personal capacitado es clave para que menos pacientes fallezcan en la terapia”.
Para el especialista, la terapia del Cullen es actualmente una de las unidades más equipadas y capacitadas del país. “Aquí se pueden realizar tratamientos complejos, como el soporte vital de órganos, que implica, por ejemplo, el reemplazo renal continuo y la circulación extracorpórea para suplantar un pulmón”. En este sentido afirmó que “hay dos nosocomios públicos que realizan ese tratamiento en Argentina y cuatro del sector privado que lo hacen bien”.
“La UTI cuenta con un equipo de nefrología crítica desde hace un año, que se entrenó aquí y en el exterior, y que se puso a trabajar a partir de la adquisición de una máquina de hemofiltración de última generación”, valoró Ávila.
Próximos desafíos
La principal causa de ingreso a la UTI del Cullen es el politraumatismo con o sin traumatismo de cráneo grave. También suelen llegar muchos pacientes clínicos a causa de postoperatorios de complejidad.
Entre los objetivos a cumplir en el servicio del hospital se encuentra la ejecución del Programa de Oxigenación por Membrana Extracorpórea (Ecmo), una técnica de sustitución del pulmón y corazón.
La Unidad de Terapia Intensiva cuenta con un plantel de 19 médicos, 53 enfermeros y 20 camas para recibir derivaciones de toda la región centro norte de la provincia.
Con una inversión de 320.000 pesos se incorporó un aparato para encefalografía continua móvil que se puede ubicar junto a la cama del paciente y un analizador de gases incorporado al mismo monitor, un doppler transcraneano y un Prismaflex para la filtración endovenosa continua.