Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. recomiendan ahora que el antibiótico inyectable ceftriaxona sea el tratamiento de primera línea para esta enfermedad de transmisión sexual (ETS), en lugar de cefixima.
La ceftriaxona debe usarse en combinación con uno de dos antibióticos orales, la azitromicina o la doxiciclina, apuntaron los CDC en las directrices, que aparecen en la edición del 10 de agosto de la revista Morbidity and Mortality Weekly Report.
Las cepas de gonorrea resistentes han aumentado en todo el mundo.
"Nos preocupa mucho la posibilidad del potencial de gonorrea intratable", advirtió el Dr. Robert Kirkcaldy, epidemiólogo médico de la División de Prevención de las ETS de los CDC. "Para enfrentar esta amenaza de resistencia farmacológica, los CDC toman la medida crítica de preservar el último fármaco que queda que sabemos que es efectivo. Esperamos que las medidas que tomamos ahora prevendrán que se convierta en realidad".
Otro experto estuvo de acuerdo con la decisión. "El riesgo de que los organismos se hagan completamente resistentes será mucho menor [con la combinación de dos fármacos] que si solo administramos un tratamiento", aseguró el Dr. Greg Ward, profesor asistente de obstetricia, ginecología y salud de las mujeres de la Universidad de San Luis, en San Luis. "Dos antibióticos confunden un poco al organismo y así... esto podría ralentizar el avance de la resistencia".
La Neisseria gonorrhoeae es una bacteria particularmente "lista" que se ha vuelto progresivamente más resistente a todos los antibióticos usados en su contra desde la década de los 30, señaló Kirkcaldy.
Entre éstos se encuentran las sulfonamidas, la penicilina, la tetraciclina, y en la década del 2000, las fluoroquinolonas.
En 2007, los CDC recomendaron abandonar las fluoroquinolonas como tratamiento de primera línea, dejando así a las cefalosporinas, que incluyen a Suprax y a Rocephin, como la única clase de antibióticos disponible para combatir la gonorrea con efectividad.
Al limitar el uso de las cefalosporinas solo a ceftriaxone, se espera que la gonorrea no desarrolle resistencia a todos los fármacos de esa clase.
Kirkcaldy apuntó que aunque las tasas de gonorrea están en un bajo histórico, sigue siendo la segunda infección más registrada, con más de 700,000 nuevos casos anualmente en EE. UU.
Los síntomas pueden incluir sensación de quemazón al orinar o descarga del pene o la vagina. Pero, con demasiada frecuencia, la gonorrea no produce ningún síntoma.
"Si se deja sin tratar, la gonorrea puede resultar en graves consecuencias para la salud reproductiva, que incluyen dolor crónico de pelvis, un embarazo ectópico potencialmente letal, e infertilidad", advirtió Kirkcaldy. "También sabemos que tener esta infección puede aumentar el riesgo de adquirir o transmitir VIH".
Las nuevas recomendaciones también aconsejan que todos los pacientes se sometan a una "prueba de cura" para asegurar que la infección se haya erradicado del todo. Esto significa que todos los pacientes que reciban tratamiento tendrán que hacer otra visita al consultorio médico, explicó Ward.
En el pasado, la prueba de cura solo se llevaba a cabo en las mujeres embarazadas, añadió.
Para prevenir la transmisión de la gonorrea, los individuos deben también seguir las prácticas de sexo seguro, como usar condones. Los CDC señalaron que la abstinencia y la monogamia son las mejores medidas protectoras, y que los grupos en mayor riesgo (los hombres homosexuales y bisexuales sexualmente activos, y las mujeres sexualmente activas de alto riesgo) deben hacerse la prueba de la gonorrea al menos una vez al año.